Cuando estudiaba fotografía a los 16 años, uno de los fotógrafos que más me impactó fue Henri Cartier Bresson, el era famoso por sus fotos de “Instantes decisivos”. Él esperaba el momento preciso para disparar su objetivo, no antes, no después.
Personalmente mi talón de Aquiles es la paciencia, me cuesta mucho esperar.
El yoga me ha ayudado mucho a aumentar cada vez más mi capacidad de observar y así, escuchar en mi interior el momento preciso para hacer las cosas.
En las posturas me he enfocado en no “hacerlas” si no conectar tan profundo con mi respiración que las posturas llegan y se manifiestan a través de mi cuerpo, es muy diferente inhalar profundo con voluntad y esfuerzo, a esperar a que llegue la inhalación y se expanda por mi cuerpo con lentitud, con amplitud.
Por eso creo que es importante la práctica personal, por lo menos de vez en cuando. Ir a clases es importante, el trabajo colectivo es único y los ojos del maestro en nuestro cuerpo también.
Pero darnos la oportunidad de escucharnos solos en el tapete de yoga y observar cómo en ese silencio, surge un diálogo interno muy sutil, casi como si fuera un suspiro.
Observa la foto de Bresson que les comparto, si él hubiera tomado esa foto una micro milésima de segundo después, la foto sería un salpicón en el charco, sin embargo logró magistralmente capturar ese instante en el que ambos pies están en el aire y entonces el charco se convierte en un maravilloso espejo de luz donde se proyecta su propia imagen.
Te invito a que intentes conectar con esa intuición que sabe exactamente cómo y a qué hora moverse.
Busca esos momentos de silencio interno y permite que salga la melodía de tu ser.
Platicame a que suena tu música…
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